Con los auspicios de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la doctora Lillian Fondeur puso en circulación su libro “Las hijas de nadie”, una obra en la que expone historias humanas que revelan que “penalizar el aborto terapéutico es penalizar la pobreza”.
“Las hijas de nadie” es un compendio de historias reales que denuncian la orfandad de las mujeres y adolescentes abusadas por la violencia sexual, los prejuicios religiosos y la ausencia de una política racional de Estado en el tema del aborto.
Fue puesto a circular en al salón Alcázar del Hotel Santo Domingo, en una ceremonia encabezada por su autora, la doctora Fondeur; el rector de la UASD, doctor Franklin García Fermín; la abogada colombiana Mónica Roa, quien tuvo a su cargo la presentación y el diputado Víctor Terrero, quien planteó que la obra marca el inicio de una jornada de esperanza y de lucha a favor de la mujer.
En el discurso central del acto de puesta en circulación, la doctora Fondeur tuvo palabras de acrecimientos para el rector de la UASD, doctor Franklin García Fermín, por contribuir a elevar el debate y por su visión de colocar la academia como escenario para discutir temas de salud y derechos de la mujer dominicana.
Ginecóloga y articulista del periódico El Nacional, la doctora Fondeur narra en su libro de 108 páginas, en voz de la víctima, el caso de una niña de 9 años de edad violada por su padre y obligada a parir la criatura resultante del abominable acto.
También cuenta el caso de una mujer de 39 años, afectada por un embarazo molar parcial con el potencial de convertirse en una masa de quiste canceroso y cuando llega al hospital con un “sangrado vaginal de color marrón oscuro” es atendida “con frialdad y distancia, como si tuviese una enfermedad infectocontagiosa”. “Los médicos la dejan morir al no realizarse el legrado oportuno, ante el temor de verse involucrados en un problema legal”, dice la autora.
La abogada y activista Susi Pola, en el prólogo de la obra afirma que “En República Dominicana, una sociedad política poco desarrollada y una Iglesia Católica con excesivos poderes, han mantenido en el imaginario social del país, desde la adopción de sus leyes penales, un absurdo como el artículo 317 del Código Penal, que obliga a una mujer, en toda circunstancia, a conservar un embarazo aún a sabiendas de que será el fin de su propia vida física y/o mental”.
“Las hijas de nadie” es un compendio de historias reales que denuncian la orfandad de las mujeres y adolescentes abusadas por la violencia sexual, los prejuicios religiosos y la ausencia de una política racional de Estado en el tema del aborto.
Fue puesto a circular en al salón Alcázar del Hotel Santo Domingo, en una ceremonia encabezada por su autora, la doctora Fondeur; el rector de la UASD, doctor Franklin García Fermín; la abogada colombiana Mónica Roa, quien tuvo a su cargo la presentación y el diputado Víctor Terrero, quien planteó que la obra marca el inicio de una jornada de esperanza y de lucha a favor de la mujer.
En el discurso central del acto de puesta en circulación, la doctora Fondeur tuvo palabras de acrecimientos para el rector de la UASD, doctor Franklin García Fermín, por contribuir a elevar el debate y por su visión de colocar la academia como escenario para discutir temas de salud y derechos de la mujer dominicana.
Ginecóloga y articulista del periódico El Nacional, la doctora Fondeur narra en su libro de 108 páginas, en voz de la víctima, el caso de una niña de 9 años de edad violada por su padre y obligada a parir la criatura resultante del abominable acto.
También cuenta el caso de una mujer de 39 años, afectada por un embarazo molar parcial con el potencial de convertirse en una masa de quiste canceroso y cuando llega al hospital con un “sangrado vaginal de color marrón oscuro” es atendida “con frialdad y distancia, como si tuviese una enfermedad infectocontagiosa”. “Los médicos la dejan morir al no realizarse el legrado oportuno, ante el temor de verse involucrados en un problema legal”, dice la autora.
La abogada y activista Susi Pola, en el prólogo de la obra afirma que “En República Dominicana, una sociedad política poco desarrollada y una Iglesia Católica con excesivos poderes, han mantenido en el imaginario social del país, desde la adopción de sus leyes penales, un absurdo como el artículo 317 del Código Penal, que obliga a una mujer, en toda circunstancia, a conservar un embarazo aún a sabiendas de que será el fin de su propia vida física y/o mental”.
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